En julio de 2025 entró en vigor una medida muy esperada: las personas con discapacidad en España ya pueden trabajar como autónomos sin perder automáticamente sus prestaciones de dependencia o compatibilizando su empleo con otras ayudas. Un cambio que, sobre el papel, abre nuevas puertas a la inclusión laboral, pero que también plantea retos que no podemos ignorar.
¿Qué cambia con la nueva regulación?
Hasta hace poco, darse de alta como autónomo implicaba para muchas personas con discapacidad renunciar a prestaciones económicas vitales. Esto suponía un obstáculo enorme: ¿cómo arriesgarse a emprender si ello significaba perder la red de seguridad que garantizaba su autonomía?
Con la nueva normativa:
Se elimina la incompatibilidad automática entre trabajar como autónomo y recibir ciertas prestaciones.
Se permite compatibilizar ingresos laborales con apoyos de dependencia, siempre que se cumplan ciertos requisitos.
Se incentiva el emprendimiento inclusivo, reconociendo que la discapacidad no debe ser un freno al autoempleo.
Oportunidades para el autoempleo inclusivo
Más libertad de elección profesional
Las personas con discapacidad ya no tienen que elegir entre seguridad económica o emprender. Pueden explorar proyectos propios sin miedo a perder prestaciones esenciales.Nuevos modelos de negocio
El autoempleo permite diseñar rutinas y entornos adaptados a las necesidades personales: teletrabajo, horarios flexibles, proyectos ajustados a la capacidad física o cognitiva de cada uno.Mayor participación en la economía digital
Sectores como el diseño, la formación online, la consultoría o el comercio electrónico son accesibles desde casa, abriendo oportunidades que antes eran inviables.
Las barreras que aún persisten
Aunque el avance legal es significativo, todavía existen obstáculos que dificultan que más personas con discapacidad se conviertan en autónomos:
Burocracia compleja : los trámites para alta, compatibilidad y seguimiento de prestaciones son poco claros y pueden desincentivar.
Acceso a financiación : los bancos y entidades siguen percibiendo mayor “riesgo” en personas con discapacidad, dificultando créditos o microfinanciación.
Falta de asesoramiento específico : muchos servicios de orientación no están adaptados a este perfil y desconocen las nuevas compatibilidades.
Brecha tecnológica : no todas las personas con discapacidad tienen acceso o formación suficiente para aprovechar oportunidades digitales.
Estigma social : persiste la idea de que las personas con discapacidad “no pueden emprender”, limitando su credibilidad frente a clientes o inversores.
¿Qué pasos faltan para una inclusión real?
Campañas de información claras sobre compatibilidades y derechos.
Programas de apoyo al emprendimiento inclusivo, con asesoría especializada y acompañamiento.
Microcréditos accesibles y subvenciones específicas para personas con discapacidad emprendedoras.
Formación digital y en gestión empresarial adaptada.
Visibilizar referentes: historias de autónomos con discapacidad que sirvan de ejemplo e inspiración.

CONCLUSIÓN
La supresión de incompatibilidades es un paso histórico hacia la igualdad de oportunidades en el empleo. Permitir que las personas con discapacidad sean autónomas sin perder su red de seguridad no solo abre la puerta al emprendimiento inclusivo, sino que también enriquece a toda la sociedad.
Sin embargo, la verdadera inclusión no depende solo de cambios legales, sino de acompañar con medidas prácticas, recursos y, sobre todo, un cambio cultural que deje atrás prejuicios.
En Smart Top Services creemos que apoyar el autoempleo de las personas con discapacidad es sembrar innovación, diversidad y resiliencia en el tejido empresarial. Porque la inclusión no es solo un derecho, es también una oportunidad.
.